¿Sistema natural de la música? (I)

GOTZON ARRIZABALAGA 15.11.2019

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Para acotar un poco los términos me voy a limitar a  dos caracterizaciones del término physis; una es aquella en la que simplemente es el término que denomina a entidades físicas o entidades que tienen una cantidad de movimiento. Pueden ser por tanto situadas espacial y temporalmente – es lo que nosotros llamamos normalmente el terreno de la materia, de la naturaleza, el material que puede ser percibido por los sentidos-.

También hay otro significado que se refiere a lo más propio de cada cosa. Aquello que realmente nos daría la clave de cuál es la naturaleza de la cosa. Así comienza Aristóteles con lo de «es propio del ser humano querer comprender y aprender cosas … En la naturaleza del fuego está el quemar, en la naturaleza del agua está el fluir….» La physis de una cosa nos daría lo más propio de ella. Casi, y no me atrevo del todo a decirlo, como si fuera su esencia. 

Teniendo en cuenta estas dos definiciones sobre el término, voy a dar unas notas sobre los temas que nos provocaron el presentar este año las reflexiones en torno a la música y la physis.

Durante muchos encuentros hemos partido de una idea, un supuesto, un postulado, que es que la música es un universal antropológico, que atañe a todos. No hay humanidad sin música, no hay hombre que no tenga la música. Es un postulado. Si todo hombre es efectivamente músico, si es un universal antropológico, Imaginemos, hipotéticamente, a un sordo total… ¿Qué pasa con ellos? ¿Realmente el sonido es necesario para un concepto de música?  – los compositores no tienen ninguna duda al respecto, dan por sentado que el concepto de música tiene que estar atado inegociablemente o inevitablemente al sonido-.

Todo esto viene a raíz de partir de una definición de la música en relación a la physis. El elemento físico de la música es fácilmente observable con un análisis de las ondas, la física nos daría ya todos los parámetros de la música. Si es imprescindible para la música el sonido, y no hablo del silencio como una especie de límite en el sonido, si es necesario e imprescindible para un concepto de música, entonces la música es perfectamente reducible a lo que es el sonido.

Si es así -abro un paréntesis-, si hay algo más en la música que el sonido, si me arriesgo a considerar la hipótesis basada en una reducción de la música al sonido, el mismo acuerdo intersubjetivo en la valoración de cualquier interpretación musical se reflejaría exhaustivamente de manera pues objetiva, en contra casi de la idea de Kant, en el análisis cuantitativo de las ondas sonoras emitidas en dicha representación.

Es decir, tenemos un concierto y todo el público derrepente se levanta entusiasmado porque ha sido una interpretación buenísima y estamos todos de acuerdo, Kant dice que ahí no hay una razón objetiva para ese entusiasmo… . Basándome en un texto cogido del blog de Víctor Gómez Pin, que dice

Kant establecía una tripartición en el seno de la razón traducida en la existencia de tres tipos de juicios: habría en primer lugar los juicios cognoscitivos, en los cuales el eventual acuerdo entre los sujetos se sustenta en algo objetivo (el átomo de hidrógeno tiene un solo electrón, raíz cuadrada de dos es un número irracional, etcétera); vendrían después los juicios morales, sustentados en un imperativo inherente a los seres de razón (de ahí que nadie duda de que el abuso del débil es rasgo suficiente para hablar de comportamiento vil); habría finalmente los juicios estéticos en los que el acuerdo intersubjetivo -sentimiento de lo sublime o de lo repulsivo- trasciende lo objetivable (la precisión técnica en el pianista se le supone, y no es la objetividad física de las notas emitidas lo que nos pone de acuerdo en la emoción).1

Cuando Kant escribe esto no se podía grabar el sonido. Nosotros podríamos grabar absolutamente todos los datos físicos que hacen referencia a esta actuación. Podríamos tener perfectamente cuantificada la voz del solista, las ondas de los violines, en qué grado la acústica ha afectado a esta interpretación… Tenemos todos los parámetros, en teoría, perfectamente controlados. En mi opinión si fuésemos capaces de repetir eso mismo provocaríamos la misma emoción en el auditorio, con lo cual habría ahí un criterio de objetividad relativa, es decir, esa intersubjetividad sí tendría una objetividad.

Todo este fraseo del artista, la inspiración del artista, todas estas cosas que en un principio son no ponderables, imprevisibles y aletatorias, no lo serían. Todo podría ser ponderable si la música se redujese al sonido.  Esto se puede resumir muy bien con la siguiente frase: “ El sonido que surge de un Stradivarius es observable en el sentido del físico, pero la emoción que este sonido transmite no lo es”. Yo quisiera pensar, en un sentido reduccionista, que sí que podría serlo si la música se reduce al sonido, pero hay otro sentido de physis. No está claro que la música se reduzca solo al sonido, cabe pensar que la naturaleza de la música no se limita a su consideración como un fenómeno exclusivamente físico.

En este caso, habría que imaginar una mente incapaz de percibir el sonido, ni tan siquiera las vibraciones, ¿Podría forzar un concepto de música, un concepto a priori de la música?¿Se podría construir una ciencia de la música sin recurrir a la sensibilidad? Una música, o al menos una rítmica, como la aritmética y la geometría. Estas dos últimas ciencias, dice Leibniz, son posibles sin recurrir a la sensibilidad porque se basan en ideas innatas, claras y distintas. A la pregunta de si un ciego puede saber óptica Leibniz responde que sí en tanto la óptica depende de ideas distintas y matemáticas.

¿Descansan la altura y la duración, por subrayar dos parámetros muy importantes en la música, en ideas distintas y claras?¿Descansan en la pura aritmética, por ejemplo?¿Es la música y la rítmica algo innato y distinto en el espíritu humano??Qué ocurre con la altura musical, es algo que pueda concebirse más allá del sonido? Tal vez el ritmo sería aquello que cabe concebir sin sonido y servir de base para crear un concepto de música más allá del sonido. 

[….]


  1. http://www.elboomeran.com/blog-post/6/19446/victor-gomez-pin/a-vueltas-con-la-necesidad-y-el-libre-albedrio-iv-vida-conocimiento-actividad-artistica/

Bibliografía

  • GARCÍA CALVO, Agustín. Del ritmo del lenguaje. en «Hablando de lo que habla», Lucina 1989.
  • VON HELMOLTZ, Hermann. On the sensations of tone as a physiological basis for the theory of music, Dover. 1954.

 

Podcast de la conferencia completa:

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