‘Al otro lado del espejo’. Lógica/música versus música/lógica (I)

POLO VALLEJO 03.07.2019

Uno de los momentos más fascinantes durante el trabajo experimental tiene lugar cuando emergen aquellas normas que rigen el sistema musical objeto de estudio; leyes que en la tradición oral nadie verbaliza pero que todos conocen. Las labores de inducción y deducción en las que se apoya el investigador con el fin de comprender al ‘otro’, acaban convirtiéndose en un reflejo donde se vislumbran cuestiones inherentes a la cultura musical de uno mismo, y no solo en el plano del lenguaje sonoro y sus parámetros constitutivos, sino en el de la música per se y como factor inextricablemente unido a la existencia humana. Es ahí cuando intuición y lógica surgen como herramientas infalibles para acercar visiones e intercambiar conocimientos.

Primera Parte:

El título de mi conferencia tiene que ver con el espejo1 que es la mirada del otro, el trabajo en el terreno, lo que uno piensa -lo que el blanco piensa, en mi caso, lo que el negro piensa, en su caso- y ese espacio común donde se intercambian las lógicas. Para mi es lo más apasionante del trabajo en el terreno.

Esta pieza pertenece a un repertorio femenino de los Wago de Tanzania. Son músicas descontextualizadas, originalmente se cantan en un rito de fertilidad femenino que se llama Muheme acompañado por tambores con una carga presencial en el sentido de espectáculo, de performance, que sobrecoge, llama la atención. Se descontextualiza al ser también utilizada como canción de cuna para dormir a los bebés, que es en el tono en el que está cantado está canción.

Comienzo con esto porque la conferencia acerca de la percepción y la memoria de la que ha estado hablando Tomás Marco2 me ha dado la clave para seguir por estos dos caminos que son tan importantes en el trabajo en el terreno. 

Llevo muchos años en África en el corazón de Tanzania realizando un trabajo de descripción de polifonías vocales . Ahora lo continúo desde hace diez años en Georgia, en el Cáucaso, por el mismo motivo. Las polifonías, los cantos a más de una voz, es mi dominio de investigación y allí es donde la percepción está ligada a la intuición, en el caso del investigador, y la memoria está ligada a la fortaleza y a la vulnerabilidad […]

En África la memoria es el único soporte musical, es prodigiosa. La memoria de los textos, de las músicas y cualquier elemento externo que pueda aparecer en un momento determinado puede diluir todas las cuestiones ligadas a ese repertorio que fundamentalmente están basadas en la funcionalidad de la música – que sirva para algo y que esa función sea sustituida por algo-. Es algo que sobrecoge al investigador.

Yo vengo del mundo de la música clásica […] y al llegar al terreno la confrontación de una manera de pensar, de un criterio musical, de una formación musical, con la manera de entender y comprender, de concebir la música es un gran reto. Da igual que sean africanos, en cualquier cultura ágrafa es siempre un reto muy grande para el investigador, sobretodo porque muestra estas maneras [distintas] de percibir las cosas.

Acaba cuando llego3 es un trabajo de edición que hicimos en el 2016. Ahora me dedico a tratar de crear belleza fundamentada en los trabajos de investigación, que no todo sea tan sesudo, que no se haga ver que somos una sociedad que vivimos y disfrutamos del conocimiento y de los aspectos intelectuales, si no también que somos capaces de crear belleza y por eso el empeño compartido con otros colegas músicos y no músicos. Fue con Carmen Ballvé, fotógrafa, con la que hice este libro que recoge veinte años de cuadernos de campo. 

Estos cuadernos de campo recogen las conversaciones con los africanos, mis reflexiones y observaciones a propósito de la música y de la existencia. [Estos cuadernos] nos hacen ver, precisamente, que lo mismo que las personas investigadas son las que nos crean hipótesis que no podemos verificar con facilidad, son ellas mismas las que nos las demuestran.

Nuestra última producción es un libro-disco titulado Kédougou4, el universo musical infantil de una región remota de Senegal donde he estado estos últimos seis años enseñando a los africanos a que graben sus propias músicas, las analicen, las transcriban, las contextualicen y se emancipen del blanco. 

Todo lo que voy a contar [en esta conferencia] son anécdotas con un trasfondo cultural-psicológico desde el plano educativo, desde el plano de la sistemática musical profundo, pero me voy a quedar en algo que sea sugerente. 

Durante los primeros años que estuve en Tanzania, en el país Wagogo.  Un día iba caminando y me encontré de frente con una persona que venía tocando una ilimba5. [Este instrumento logra crear] un universo de sonidos, de componentes armónicos e inarmónicos que producen una atmósfera idónea para contar historias, crónicas… Los africanos lo utilizan como soporte de transmisión de la literatura oral; noticias, valores, etc. Está ligado a la vida completamente. 

En los primeros días allí, con pocos elementos teóricos donde asirme -a mí me gusta el trabajo de campo, el trabajo directo- […] me encuentro con esta persona caminando y le pregunto a mi traductor:

-Viene tocando una ilimba- me asintió- Vámonos con él – le dije
-Pero va en dirección contraria – dijo, lógica del africano
-No importa, vamos con él.

Cambiamos de dirección y comencé a hacer preguntas [a la persona que iba tocando el instrumento], preguntas torpes, que son las de campo, preguntas obvias.

– ¿Tocas el instrumento? – le dije
– Claro, lo estoy tocando.
– ¿Es tuyo?
– Si lo llevo conmigo, es el mío.
– ¿Estás tocando canciones gogo de los Wagogo?
– Pues claro, estamos en Nzali, el país de los Wagogo, canto canciones gogo.
– ¿Estás cantando muchas canciones?
– Sí, yo conozco muchas canciones.
– ¿Todo este trayecto has cantado muchas?
– Sí, sí, estoy cantando muchas canciones, pero estoy cantando una sola.
– ¿Cómo?¿Estás cantando una sola o muchas?
– No, estoy cantando sola, pero son muchas.
– ¿Cómo que muchas?¿Pero no era una sola? – Aquí empieza una especie de lucha donde uno piensa, el blanco, que es arbitrario todo lo que está contando el negro. Entonces, me dijo algo más elaborado desde mi punto de vista:

– No, es la misma canción, pero es siempre diferente. Cambia, porque son muchas canciones pero es la misma todo el rato.

[Entonces] llegamos a un lugar donde había un árbol con gente sentada en el suelo y los saludamos. Yo, que creía que había llegado a un punto en el que empezaba a comunicarme con él, le hice una pregunta clave:

– Pero esta canción, la que dices que es siempre diferente pero es igual, la que son muchas pero es una canción solo, ¿Cuándo acaba?
– Acaba cuando llego.

Al cabo de meses percibí y entendí de que me estaba hablando, estuvo todo el rato hablándome de música en sus términos. 

Esto es un aspecto de la percepción, uno no puede pretender que le cuenten las cosas como necesita. Me estuvo hablando de criterios de organización de la música africana: “Es una canción, pero son muchas” es un criterio de repetición y variación permanente, en cuanto a la estructura formal, “Acaba cuando llego” me estaba comunicando que la música africana no tiene ningún principio ni final formal.

Como estas situaciones en Tanzania he vivido muchas que me han hecho siempre plantearme la forma que tenemos de pensar y percibir, no solamente los momentos o las circunstancias, la idea de cómo concebimos la existencia. En este libro aparecen muchas de ellas que me han situado de forma abrupta en otras realidades. 

Cuando me preguntaron en África a qué me dedicaba pensé en cómo explicarles que era etnomusicólogo, pero se me ocurrió decirles que era profesor de música. Los ancianos que estaban allí se echaron a reír porque en África la música es un servicio público, todo el mundo la utiliza libremente, todo el mundo está involucrado en ella de manera activa. La mitad de un grupo puede estar escuchando y luego encontrárselos tocando, todo el mundo interviene de forma activa en los repertorios musicales. 

Esto me recordó a un comentario en un viaje hacia Valladolid con uno de los padres de la musicología africana, Kwabena Nketia, tiene un libro que se llama The Music of Africamuy interesante. Me preguntó que porqué los musicólogos que estudian las músicas de África, y que reconocen que son músicas complejas, refinadas y bellas, llaman a su estudio etnomusicología. Esta pregunta muestra con mucha claridad esta visión etnocentrista del europeo.

Hubo una época en la historia, coincidiendo con la creación del fonógrafo en el último cuarto del siglo XIX, en la que los etnomusicólogos, compositores o pedagogos aprovecharon esta invención y comenzaron a interesarse por estas músicas -las músicas de los salvajes, las músicas primitivas, luego, de una manera eufemística, han llamado la música de los otros. Ahora se le llama world music-. Para mí todo es música y todo es musicología en realidad, todos nos interesamos por cómo funcionan estas cuestiones que tienen que ver con las terminologías.

Estos trabajos en el terreno han ido atravesando fases que a un músico occidental, como yo, nos resulta difícil. A veces es traumático desprenderse del criterio cultural, técnico y estético por el cual estamos forjados, también de la arrogancia, de la vanidad que nos caracteriza.

Uno de los aspectos que rompió mis esquemas y mi formación cultural fue la presencia de elementos que aparecen en el timbre de la ilimba. Uno puede entrever entre los sonidos una cierta inestabilidad creada por las membranas que componen el instrumento. Esta vibración crea un halo que es muy llamativo para el músico africano. No es arbitrario, la afinación que para nosotros es, de alguna manera, no temperada, es interesante allí. Seguramente a un africano no le interese el sonido creado por una sola sinusoide que sirva de referencia como el la diapasón utilizada para afinar nuestras orquestas, es un criterio de aquí. Nada tiene que ver con los márgenes de apreciación; para nosotros tan complicados de entrever y para el africano tan naturales.

[…]


1. «Los Espejos», poema contenido en BORGES, JL. Antología poética. 2002, Madrid: Alianza Editorial
2. XVI Encuentro Música-Filosofía “Physis Kai Mousike”. Ronda, Julio de 2019. Conferencia: Psicología de lo físico (Tomás Marco).
3. BALLVÉ, C. VALLEJO, P. Acaba Cuando Llego. Cuadernos de campo. Nzali, Tanzania, 1995-2015. 2016, Madrid: Swanu Books.
4. VALLEJO, P. Libro-CD: Kédougou, Children’s Songs and Games. Senegal: Swanu Books, Fundación Carl Orff de Diessen, el Goethe Institut de Dakar y editorial Swanu Books.
5. La Ilimba es un instrumento idiófono, de la familia del piano de pulgar. Originario de Tanzania.
6. KWABENA NKETIA, JH. The Music of Africa. 1974, New York: W.W. Norton & Company

Imagen de la portada: Carmen Ballvé, en el libro Acaba cuando Llego.

Podcast de la conferencia completa: 

 

 

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