JAVIER ECHEVERRÍA 05.07.19
Meditación sobre el aire
Hay una carencia en el pensamiento filosófico, no así en musicología o entre los compositores, los intérpretes, etc, sobre el aire. Los filósofos no han reflexionado, yo no me considero filósofo, somos impostores, yo solo soy filósofo de. Ser filósofo de significa que el conocimiento lo tienen otros y uno está interesado en dicho conocimiento que ellos poseen.
Es muy interesante recordar que el aire tiene un origen, refiriéndonos a la atmósfera del globo terrestre. Las bacterias fueron las que lo generaron. La atmósfera fue generada por las bacterias, diferentes de las actuales ya que se nutrían de metales. El oxígeno, según Lynn Margulis y Sagan en su libro Microcosmos, era como el residuo, el detritus de la nutrición bacteriana. Es decir, comían metales y expulsaban oxígeno, aire en general. Es curioso este origen en el sentido en el que fue arrasador, los biólogos expertos dicen que el 99% de las especies que había en ese momento en el planeta Tierra, que eran todas anaeróbicas, murieron.
Esto de la vida ha cambiado mucho y nosotros, efectivamente, estamos habituados a respirar aire, es una necesidad corporal, pero es bastante más que una necesidad corporal. Me interesa no solo el aire que nos circunda, el aire atmosférico que circunda el planeta, si no el aire en nichos. El aire que yo ahora mismo tengo en mis alveolos, esta circulación del aire. El hecho de que, a parte de que existe un aire externo, hay uno interno. Poner el aire fuera de uno es un error conceptual, hay que ponerlo fuera y también dentro. Nuestro organismo tiene esos pequeños nichos donde se alberga de manera efímera, puesto que estamos inspirando y expirando continuamente.
Sería también interesante ver qué sucede con el aire en el fondo del mar, ya que allí no hay. Qué sucede con las otras modalidades del aire como el fuego, el humo, etc. La vinculación de los cuatro grandes elementos es interesante y estoy aludiendo, por lo tanto, al aire en términos de los cuatro elementos que la filosofía griega destacó.
El aire es el medio de comunicación por excelencia, no es posible comunicarnos sin aire. Tampoco percibir sin aire (sin fotones, sin ondas, sin corpúsculos, lo que es el flujo de la luminosidad y de la luz). En el flujo del sonido, el aire es condición necesaria. Sin aire no hay habla y por lo tanto, como Gómez Pin en Tras la física varias veces argumenta, sin aire no hay seres humanos. No solo significa que no hay seres humanos sin respiración, si no que no hay seres humanos hablantes. Me sorprende que grandes pensadores de la filosofía a lo largo de la historia, que igual me equivoco y resulta que ha habido grandes pensadores que teorizaron esto perfectamente, no hayan reflexionado sobre ello y por ello quería subrayarlo.
Por supuesto, no existen la percepción visual ni la percepción auditiva sin aire, pero tampoco la olfativa (los aromas se transmiten a través del aire). No así el tacto. El tacto, otro modo de percibir absolutamente fundamental, no pasa por el aire. El tacto toca materia, es otro modo de relacionarnos con el mundo. El gusto tampoco pasa propiamente por el aire, aunque es un sentido muy complejo.
Estoy anticipando un poco como las tecnologías, las TIC como se les suelen llamar, van a transformar todo nuestro sistema sensorial y perceptivo. Van a surgir tecnopercepciones en el momento en que las TIC mediaticen el aire, las lenguas electrónicas, las narices electrónicas -eso es aire en último término-, el tacto – el tacto electrónico son los data gloves, inventados hace ya más de viente años para uso militar1 -.
Incluso en el caso de la escritura el aire está presente, si hubiera oscuridad, yo no podría leer. La percepción está determinada, en el sentido fuerte, por el aire. Cualquier humano puede experimentarlo fácilmente, por ejemplo, si se sumerge en el agua. Se puede ver bajo el agua, pero no hablar. Por lo tanto los sentidos están fuertemente mediatizados por algo que es un medio de comunicación, de percepción y, en general, de sensación, que es el aire, de ahí la relevancia que tiene ese elemento.
Partiendo de eso, el logos, por lo tanto, está mediatizado por el aire. El logos, tema filosófico por excelencia, va precedido por el aire, por lo tanto habría que hacer primero una filosofía del aire como requisito necesario y luego nos adentraremos en los logoi, pues logos hay más de uno; no solo está el logos que estoy practicando en este momento, también está el de los matemáticos, el musical, que también se es concebido como flujo sonoro a través del aire… El error de Heidegger2 no lo voy a comentar, simplemente lo puntúo: hablar del ser requiere una técnica. El habla, la dicción, la modulación de la voz requieren de una técnica y, por lo tanto, la técnica es constitutiva de la reflexión filosófica y de la propia ontología en la medida en que es logos. Si pasamos a la escritura o citamos etimologías como hacia Heidegger, es técnica pura. Es una técnica muy avanzada que requiere unos conocimientos filológicos griegos. Es notable que, Heidegger que reflexionó, aparentemente, sobre la técnica en general, en realidad solo estaba encelado con determinadas técnicas o tecnologías de su época, pero otras ni era consciente de que tenían una componente técnica; su escritura, su habla o su discurso.
Una segunda cuestión a mencionar es como en el momento en el que surge la polis el aire se transforma y surge el aire urbano, el aire ciudadano. La ciencia moderna, dando ya un salto, genera nuevas modalidades de aire. Una muy interesante es la máscara de oxígeno. Por ejemplo, si pensamos en una traqueotomía nos damos cuenta de hasta que punto el aire es constitutivo de la persona, ya que en ese estado no puede hablar, no puede jugar con el aire3.
Me interesa este aire dentro de nuestro propio organismo, estos juegos aéreos, etéreos se les podría llamar también, que practicamos habitualmente sin ser conscientes de la medicación aérea que nos marca constitutivamente como seres humanos. Hay una predisposición natural en los humanos a aprender a hablar, a los lenguajes, pero es muy difícil4. El proceso de aprendizaje de una lengua es algo extraordinariamente complejo, pero una vez que ya está dominado, o por lo menos se ha apropiado ese arte, pasa, por así decirlo, a formar parte de su naturaleza, incluso se habla del logos como naturaleza humana. Existe una etapa pre-humana, la etapa de la infancia, cuando no se habla, en donde todavía no se ha desarrollado ni se ha generado en la persona, en el futuro individuo, la capacidad de hablar y las técnicas mediante las cuales se desarrolla.
El aire radioactivo
Al hablar de tecnociencia, tenemos que hablar del aire radioactivo. Una de las grandes novedades del siglo XX fueron sin duda las bombas de Hiroshima y Nagasaki, en donde se generó una nube radioactiva que fue exterminadora. El ser humano, la polis armada, la polis con los guerreros, los militares, una de las dos profesiones básicas de la polis según Platón, arrasó. Esto ha sucedido algunas veces más con Chernobyl y otras catástrofes nucleares.
El aire radioactivo es una generación específica de los seres humanos y, por lo tanto, la capacidad tecnocientífica, tecnológica pero también científica, de transformar el aire es el punto en el que me voy a centrar a partir de ahora.
Los aires confinados frente a los aires desplegados
Expirar y muerte. Inspirar y expirar es un arco perfectamente natural, pero la expiración, en el sentido fuerte del término, es dejar de vivir. El lenguaje, y en general las lenguas latinas, puesto que este término proviene de expirare, tienen perfectamente clara la relevancia enorme de esta actividad cotidiana y prácticamente automatizada que realizamos de inspirar y expirar.
La cuerda, el viento y la percusión en la cavidad bucal
En la cavidad bucal, donde se encuentran las cuerdas vocales, hay juegos de técnica, de canto y de habla que la conectan con la caverna, la caverna importante, el cerebro humano (o el de los animales5). Independientemente del mundo exterior, dentro de nuestro propio organismo es como mínimo imprescindible distinguir entre esas dos cavidades; el cráneo, con el cerebro, y la cavidad bucal. Entre estas dos cavidades hay aire que hace posible que se produzcan todos estos juegos de inspiración y respiración, además de los procesos mentales concomitantes al acto de cantar o de hablar, etc…
En pasados encuentros6 hablé del placer de tararear. A mí me interesa en particular la música en silencio, de ahí la metáfora de Bergamín7. A mi entender en el cerebro cabe hablar de música en silencio, ya que cuando se pasa a lo sonoro, es a través de la cavidad bucal y de su exteriorización, pero ¿Qué sucede en la mente, por ejemplo, de un compositor?¿Hay música allí? Parece que sí, pero en silencio. Con lo cual matizo la reducción de la música a su manifestación física, es decir, una cosa es la manifestación física, sonora, de la música que sin aire no se puede producir, y otra cosa son estos recovecos que nuestro organismo tiene donde pudiera haber música y habría que indagar qué es música en estas cavidades como las que estoy mencionando.
Introdúzcanse ustedes mentalmente dentro de un tambor: ¿Qué sucede en ese aire confinado en donde se está aporreando el tambor y se están generando ondas sonoras de todo tipo? Ondas sonoras en el exterior, pero dentro del tambor, ahí se produce un movimiento browniano supongo, enormemente complejo, caótico, en donde no hay orden ninguno. El orden, en todo caso, se manifiesta cuando la percusión se transmite a través del aire, pero en el aire confinado suceden cosas muy raras que solo los físicos han investigado. Hay un cosmos dentro del tambor -¿Un Cosmos sonoro, auditivo o es más bien un caos?-, hay un orden sin sustancia, parafraseando la tesis doctoral de Víctor Gómez Pin8, dentro del tambor hay un orden, pero desde luego sustancia no parece haber, ¿Es un caos sonoro entonces?… [Tras ello viene] el despliegue, es decir, el momento en que estas distintas formas, la mental y la bucal, pasan a desplegarse al medio natural de la expresión sonora y musical que es el aire, y entonces ya se transmiten.
¿Qué ocurre con las tecnologías de la información y la comunicación?
Mi hipótesis desde hace más de veinte años es muy sencilla: Las tecnologías de la información y la comunicación han transformado el aire, gracias a ello, también han transformado a los seres humanos y a las sociedades, porque que si los seres humanos somos estrictamente dependientes, para ser humanos, para hablar, para que haya logos, del aire, si las tecnologías han transformado el aire y lo han digitalizado, entonces sería realmente notable que esto no tuviera efecto sobre nosotros, que sí que lo ha hecho. ¿Por qué? Porque, efectivamente, se ha transformado un elemento que, hasta ahora, había sido modificado por las ciudades, por la radioactividad, pero ahora se ha transformado en tanto medio de comunicación. La gran novedad de las TIC es que han transformado el medio de comunicación por excelencia, el aire.
Encendemos la wifi de nuestro móvil y observamos cuantas redes hay disponibles, unas redes que no vemos ni percibimos por nosotros mismos, que solo a través del aparato podemos darnos cuenta de que están ahí y por tanto, nos damos cuenta de que todo este espacio aéreo en donde estamos está atravesado por flujos informacionales que pertenecen a grandes empresas. Grandes empresas que pugnan entre ellos por nuestra atención.
Si mi terminal no está desconectado, por ejemplo en modo avión, mi señor del aire, yendo ya a mis propios términos, a mí me está llamando continuamente: “Tienes un whatsapp, tienes un correo, haznos caso, obedécenos».
Las grandes empresas transnacionales han colonizado el aire. A lo largo de la historia se ha colonizado la tierra, los mares, las minas, los subterráneos, casi todo. El ser humano es un colonizador total. El aire hasta ahora era lo que quedaba de bien común, lo que quedaba de physis, de naturaleza9, pero ahora ya no. Ahora está completamente colonizada y a título de ilustración valga la imagen de las múltiples wifi que abren a sus usuarios un mundo de sentido, maravilloso, extraordinario, fascinador. No hay casi mejor caverna hoy en día que ésta, es la caverna por antonomasia, ha superado a la televisión. Esto es más real que el mundo en el que vivimos, no podemos hablar de realidad virtual, si no de tecnorealidad, realidad tecnológicamente construida, pero más realidad que la realidad que nos viene a través de la percepción o a través del sonido, ¿Cuál es la diferencia? A través del sonido percibimos una realidad con una mediación natural, que es precisamente el aire, mientras que en el caso del espacio electrónico, el mundo digital, el tercer entorno en mi terminología, la mediación es artificial y la han hecho grandes empresas tecnocientíficas, con conocimiento científico, tecnológico, con inversión, voluntad de negocio, voluntad de dominio y de dominación para constituir, digamos, una nueva modalidad de poder que es el tecnopoder.
[A nuestro alrededor] pueden circular flujos musicales a través de una wifi, por ejemplo, si enviamos una música a alguien o éste nos la envía a nosotros. Esa música, lo cual es muy interesante, no viene en formas de ondas sonoras, esa la escuchamos en conciertos, pero los flujos informacionales10, que tienen la peculiaridad de ser ondas sonoras, pero en las que se transmiten mensajes codificados, por resumir, en ceros y unos11, son silenciosos. Por ejemplo, imagínense un concierto rock o un gran espectáculo musical en el que todos van con sus móviles, todos graban, videos normalmente, y todos inmediatamente emiten el concierto. La forma de vivir, de participar, hoy en día en un concierto es ante todo compartirlo, es decir, transmitirlo, retransmitirlo, difundirlo. Por lo tanto, una cosa es la música que se produce en el concierto, y otra lo que ocurre en el espacio aéreo que está entorno a la sala de conciertos. Se producen una cantidad de flujos digitales muy superior a todos los decibelios que pueda haber en esa sala de conciertos, y sin embargo, todo eso sucede en silencio. Es decir, el silencio desaparece en el momento en el que llega a la interfaz y queda descodificado ese flujo musical. La música, la tecnomúsica12.
Hoy en día a esto se le llama la nube. La metáfora de la nube es claramente imprecisa, muy bella, es producto de marketing, por lo que en este momento todo el mundo está encantado con la nube. Estamos en las nubes en el sentido de que no nos enteramos de en dónde vivimos ni hasta que punto estamos atrapados en las nubes, en las cavernas de los señores del aire.
Este mundo extraordinario, este mundo digital, el tercer entorno, es un artificio humano. Si desaparece la especie humana, el aire atmosférico no va a desaparecer, pero el aire digital si que puede desaparecer, incluso puede desaparecer si se va la luz. Ese enorme artificio que se ha generado a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, no tiene asegurada, en absoluto, su sostenibilidad y por lo tanto es muy importante decir que antes caerá la nube que el planeta Tierra.
Entiendo la preocupación enorme por la sostenibilidad del planeta Tierra, pero tal y como influencian la vida de las personas y las sociedades hoy en día las presuntas nubes, hay que estar preocupados, sobretodo, por la sostenibilidad de las nubes.
Hasta ahora esa sostenibilidad depende de empresas privadas o, en todo caso, de empresas militares. Algunos gobiernos tienen sus nubes. España todavía no ha creado su nube. La Unión Europea se ha lanzado, aunque no lo ha hecho, pero como ya tiene el sistema Galileo funcionando, entonces ahora va a crear Cloud Europe, pero es un proyecto. Ojalá surja la Europa del tercer entorno y a ver cómo se organiza, en lugar de que el tercer entorno esté dominado por Google, Facebook y todos los grandes señores del aire, como sucede ahora. El aire europeo está colonizado claramente.
[Fin de la primera parte]
Salón de Grados, RMR, Ronda. 2019
1. Un piloto de un bombardero cuando está en acción, a parte de usar el joystick y estar jugando a un videojuego, va teniendo sensaciones generalmente placenteras. Si es masoquista pues tendrá sensaciones dolorosas. En cualquier caso está incentivado artificialmente mediante los guantes de datos para que esté motivado en la acción de bombardear que va a llevar a cabo.
2. Cuando Heidegger opuso la técnica al ser.
3. Al hablar jugamos con el aire. Pensemos en la capacidad de jugar con el aire que tienen, por ejemplo, las cantantes de ópera. Auténticas maravillas de juegos de aire en la propia cavidad bucal.
4. Pensemos en la cantidad de pruebas que una niña o un niño va haciendo hasta que consigue articular fonemas.
5. No solo modulan sonidos los humanos, también otras especies vivas, esto implica siempre una interacción entre redes neuronales y la cavidad bucal correspondiente, que puede ser la de un pájaro o la de un león.
6. VIII Encuentro Música-Filosofía “El placer Musical”. Ronda, Julio de 2011. Conferencia: Música sin sonido: el placer de tararear (Javier Echeverría).
7. La música callada del toreo (1981) título del libro escrito por José Bergamín dedicado a Rafael de Paula, en el que habla de la música muda, secreta e interior del toreo. La autoría de dicho título proviene realmente de un verso del poeta Rafael Alberti.
8. GÓMEZ PIN, V. Ordre et substance: L’enjeu de la quête aristotélicienne.
9. Naturaleza sin impronta humana
10. VV. AA., Flujos, redes e identidades: Una teoría crítica de la sociedad informacional.
11. En realidad no son ceros y unos, sino códigos muy complejos, algunos de ellos, incluso, criptografiados, completamente protegidos.
12. El concepto de tecnomúsica es obligado. Existen otros como música digital (la música está digitalizada), pero la tecnomúsica es la hibridación entre el ser humano y la tecnología que derrepente le permite oír música o le permite oír la voz y hablar por el teléfono móvil. La noción de tecnopersona, tecnomúsica son nociones que suelo utilizar.
Libros citados
BERGAMÍN, J. La Música Callada del Toreo. 1994, Madrid: Turner
GÓMEZ PIN, V. Tras la física. Arranque jónico y renacer cuántico de la filosofía. 2019, Madrid: Abada Editores
GÓMEZ PIN, V. GÓMEZ PIN, V. Ordre et substance: L’enjeu de la quête aristotélicienne. 1977, París: Anthropos.
MARGULIS, L. SAGAN, D. Microcosmos. 1995, Barcelona: Tusquets.
VV. AA., Flujos, redes e identidades: Una teoría crítica de la sociedad informacional. 1994, Barcelona: Paidós.
Libros de interés de Javier Echeverría
ECHEVERRÍA, J. Los señores del aire: Telepolis y el tercer entorno. 1999, Barcelona: Destino
ECHEVERRÍA, J. La revolución tecnocientífica. 2003, Madrid: S.L. Fondo de Cultura Económica de España
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Podcast de la conferencia (completa)