Continuación del Coloquio-homenaje con el compositor Joan Guinjoan en el XI Encuentro de Música y Filosofía.
Interlocutor – ¿Cuál fue el proceso de inspiración y de creación de Flamenco?
Joan Guinjoan – Fue precisamente cuando el dúo de Uriarte-Mrongovius nos pidieron una obra, también se la pidieron a Tomás. Como el flamenco siempre me ha interesado tanto, por eso tengo el Homenaje a Carmen Amaya, Jondo y otras, fue gracias al dúo por la que la compuse.
Yo tenía unos temas populares de flamenco que me pregunté, ¿Cómo lo podría trabajar con el piano? Resulta que me acuerdo que la segunda pieza, donde está toda la parte de las cuerdas, pues me pasé todo un verano en Barcelona en la Escuela Municipal (y) allí probaba con un Bösendorfer, después lo probaba con un Yamaha. No tenían la misma estructura dentro y para tocar las cuerdas era un problema. Lo probé también con un Steinway, con tres pianos, hasta que al final, pues bueno, hay que tocar lo que hay escrito…
Esta obra en aquellos momentos fue una experiencia muy grande, para dos pianos, pero sobretodo para ver qué es lo que yo podía hacer con Flamenco. Es curioso, en Cascabeles Azules porque hay un material que es modal cien por cien, claro, como los modos, y este material se oye pero no tiene ningún interés, pero en cambio yo procuré hacer una interválica, hacer el mismo material hiciera saltos de novena y octava y así cambió completamente. Esta obra me hizo reflexionar mucho, y así nació este Flamenco.
Las obras que yo he hecho, científicamente hablando, como no sé nada de ciencias, cuando a mí me pidieron hacer Verbum, sobre el genoma humano, les dije que yo no sabía nada. Vinieron dos especialistas y empezaron a hablar de la adenina y todo esto y yo les dije: «Bueno mira, no sé lo que saldrá, pero algo saldrá», y lo acepté. La otra, Sincrotró, la de los electrones, la Sinfonía nº 3, también cuando me lo pidieron, como era una cosa además que había muchas entidades que estaban implicadas, tuve un poco de miedo y les dije: «Yo os recomendaré un compositor de electroacústica que os hará todo lo que queráis pero yo no me atrevo», pero me dijeron que no, que debía ser yo. Visité en Sardañola todo aquello, escuché y lo vi todo. Aquí hice igual que con Verbum, hice una música que se pueda entender como música, no sé si lo entenderán, pero es mi música.
Son obras que yo las quiero, sobretodo Sincrotró que es de las últimas que he hecho, pero, por lo demás, yo no he tenido tiempo de preocuparme, es decir, ya he tenido bastante trabajo escribiendo y tratando de “hacer algo que cuando lo lea …” – Yo no soy compositor de sintetizadores, yo soy de lápiz, goma, típex y terminaré así-.
Cuando tengo hecha la partitura, cuando la leo, intentar que aquello que leo me produzca algo a mí con la esperanza de que luego produzca algo al intérprete y, con un poco de suerte, también vaya al oyente. Es muy simple todo lo que digo. Esto no tiene ningún secreto, pero son las cosas que uno hace…
Alberto Arroyo – Una pregunta para los tres, ¿Cómo veis a las generaciones más jóvenes de compositores con respecto a vuestra generación en el sentido de qué se ha ganado, qué se ha perdido con el paso del tiempo y vuestra experiencia?
Joan Guinjoan – (De) las generaciones jóvenes lo único que puedo decir es que en la ESMUC de Barcelona van compositores como Lachenmann, José María, u otros… Hay un premio, que es el premio Joan Guinjoan, y cuando se produce el día de la entrega del premio, tengo que escuchar a seis compositores por lo menos […] es lo único que puedo decir porque ahora en estos momentos yo no tengo una acción o una visión muy grande porque no me muevo de casa, pero todas las obras que yo he escuchado de estos jóvenes compositores, todos hacen música contemporánea. Además hay obras, por ejemplo, algunas que han ganado el premio, que son obras estupendas. Son compositores entre veintidós y veinticinco o veintisiete años. Lo que ocurre, es que si me preguntan por dónde va la música contemporánea, como hay tantas iniciativas, tantas cosas que yo no sé bien… El otro día me explicaban que en Francia había un compositor que se ve que tiene tantos encargos que cuando van a visitarlo está escribiendo música y dice: “diga, diga” mientras (escribe) su música.
José María Sánchez-Verdú – Yo noto que se ha producido un cambio de paradigma presente con lo que ha explicado hoy Hiekel, es el hecho de los nuevos medios de comunicación, sobretodo lo de internet, tener acceso a Google, Youtube,…, eso ha hecho que las nuevas generaciones tengan una información inmensa. También tiene un lado negativo, tienen todo pero nada pasa por ellos. Hay gente muy buena, gente mala, hay mezclas de todos…, pero estamos en un momento que, lo que hace quince años conseguir la partitura de X de Ligeti costaba un viaje, correos, y cuando te llegaba, te la empapabas, hoy en día yo le pregunto a muchos alumnos “¿Esta obra de Ligeti la conoces?” Y me dicen “Si, si, la tengo en el ordenador”. A través del click la información es muy rápida, hay un estudio de Baricco, Los Bárbaros, que describe muy bien a la nueva generación y esa rapidez a la hora de manejar la información. Una forma muy superficial y rápida porque los objetivos son otros.
De la pregunta se puede inferir, sacar cosas nuevas, distintas. La pregunta más interesante sería ¿Cuánto puede afectar esa nueva forma de conocimiento a las formas de creación? Porque estamos como Hieckel decía, hay tantas individualidades como alumnos y hay muchas diferencias entre Alemania, España, también el orden social y cultural. La pregunta sería para Tomás, la generación que está entre medias, que no es ni una ni la otra.
Tomás Marco- Realmente, a mí la pregunta sobre las nuevas generaciones me la han hecho más de una vez a lo largo del tiempo. Yo siempre creo que las nuevas generaciones siempre aportan algo distinto, porque si no no serían nuevas, y además yo he enseñado muy poco, o no tanto como Jose María ni mucho menos, he tenido alumnos puntuales de los cuales estoy muy orgulloso porque casi todos han sido muy brillantes. El último, Francisco Coll, que está triunfando en Inglaterra y que ha hecho una ópera recientemente.
Creo que cada generación aporta una visión distinta, lo que yo le reprocharía a la última, precisamente la que Hiekel nos ha dicho, es que tiene toda la información pero no tiene el conocimiento de la información. Corren el riesgo de estar descubriendo la tabla de multiplicar varias veces, a pesar de que existe desde hace muchísimo.
Una de las cosas que ha expuesto aquí Hiekel Se me caía el alma a los pies porque son cosas que Dieter Schnebel hacía en lo años cincuenta o que Fluxus hizo. Yo trabajé con ZAJ que era una variante de Fluxus…
Entonces, creo que todos esos esfuerzos serían mucho mejores si, además de tener la información, tuvieran un criterio para sacar conocimientos de esa información. Esto no quiere decir nada en contra de las nuevas generaciones, hay gente valiosa y buena, y gente que sigue diferente, no solo hacen el “partido de futbol” tocando la pelota…
Muchas veces, aunque es cierto que pueden darle a un botón y tener Ligeti, mi experiencia me dice que la mayoría de ellos no tienen a Ligeti porque no se sienten atraídos por Ligeti. Hay gente que no conoce lo que ha compuesto Boulez, gente que está componiendo.
Joan Guinjoan- Tomás, tienes toda la razón. Nosotros hemos vivido toda la etapa de los Bartok, yo sobretodo Schoenberg, la suite op. 29, que yo pediría a todos los conservatorios que la enseñaran.
A toda esta juventud les pediría que supieran algo de Schoenberg, de Boulez, de Webern,… No saben nada, nada absolutamente. Toda esta etapa nuestra que hemos tenido, o al menos yo, de todos estos grandes […] pues a muchos jóvenes no les ha dicho nada.
Alberto Arroyo – Un comentario, ayer hablaba que el plan de estudios que viene ahora, Bolonia, cambia, digamos lo que habéis estudiado vosotros, que es la información y el conocimiento, por la eficacia, la rentabilidad, el producir, el ser capaz de algo, el poder ocupar un puesto de trabajo rapidamente y ya no se estudia con detenimiento. Ahora los planes de estudio parece que van como a que los estudiantes sean capaces de hacer algo. La practicidad o el pragmatismo en contra …
Tomás Marco- Probablemente que sean más fáciles de explotar porque si no tienen ni información ni conocimiento…
Victor Gómez Pin – Esto afecta no solo a las disciplinas artísticas. Ya lo dijo el consejero de educación de la Generalitat de Catalunya, es una política que no solo castigaba a las lenguas clásicas y la filosofía, si no también a las matemáticas. Este señor afirmó “Tenían que hacer estudios susceptibles de integrarlos en la economía de la y añadió “El que quiera hacer filología clásica, que se pague el lujo”.
Este señor está despreciando no solo a Aristóteles, si no también a Euclides.
[…]
Francisco Jarauta- Motivado por la intervención de Víctor y tu pregunta…
Indiscutiblemente se asiste, asistimos hoy, a un proceso de funcionalización de todo tipo de formación y enseñanza dominado por un pragmatismo que se está imponiendo por los efectos de la llamada “Tercera revolución tecnológica”, que modifica totalmente nuestra relación con el conocimiento. No hay que demonizar los procesos, hemos llegado a una transformación excepcionalmente interesante, el acceso a la información es hoy democrática, casi gratuita. Tu tocas la tastiera de tu computer y te cae la cascada de información que antes te costaría más de un siglo obtener. Está allí, pero no hemos desarrollado los dispositivos de trabajo co-intelectal con esa información, pertenecemos a una sociedad de la información que ha modificado cualitativamente todo, pero no hemos desarrollado las mediaciones para poder trabajar intelectualmente en ese nuevo umbral. Yo es más importante aprender a aprender que aprender par Coeur. Eso problematiza totalmente las instituciones y no somos deudores de lo que diga un ministro al que considero estupido, pero al margen de esto, son las instituciones las que tienen que poner a funcionar su imaginación respecto a cuales serán sus modelos de futuro y esta es una cuestión no solamente política, si no que es éticamente, pertenecemos a esta pregunta.
Un ejemplo respecto a las formaciones artísticas, es un tema que me apasiona por otra parte. Lo que está en crisis es el modelo, voy a hablar solamente de las escuelas de bellas artes, el viejo modelo de L’École de Beaux-Arts que nace en el siglo XVIII, viaja por el siglo XIX y llega hasta los años 60 y hoy están absolutamente en crisis los modelos heredados de esa tradición […] Si frecuentas los colegas de L’École de Beaux-Arts lo que entra en crisis es uno modelo que era, de clave romántica, formar al artista, desarrollar el alma del artista, un mito que ha naufragado por todos los sitios. Es una paradoja muy interesante que es que los que han vuelto con todos sus valores añadidos ha sido la experiencia británica de los Arts and Crafts donde, si tu eres artista debes saber hacer algo, debes saber hacer estampados de textiles, debes ser un gran gráfico, debes trabajar en el atrezzo de una ópera, debes aterrizar en algún sitio y esto está jugando, por ejemplo, la Faculté de Beaux-Arts de Bourdeaux, que es el auténtico laboratorio, en este campo. Toulousse, Nice, Karlsruhe […] se han planteado el modelo de formación del nuevo estudiante de Bellas Artes, que ya no puede ser ni libresco ni puede conocer pinceladas de historia del arte y nada de la música. Se trata de integrar, una especie de totum, que permite al estudiante una competencia ante un panorama muy curioso.
Ocurre lo mismo con la relación entre arquitecto y el ingeniero, dos modelos absolutamente diferentes, pues está saltando por los aires en todos los politécnicos de Alemania porque es una frontera que se ha ido modificando, eso obliga a las tradiciones a interrogarse frente a las nuevas condiciones del futuro.
Nosotros no podemos ser tan neutrales al respecto […] es un desafío muy fuerte para las instituciones que asumen responsabilidades en el campo formativo y, no quiero hacer demagogia, y lo que ha saltado también es un teorema fundamental; se pensó la universidad creyendo, en su momento, que la relación con el mundo exterior, el mundo del trabajo, era absolutamente simétrico, “Yo produciré las profesiones que el mercado exige”. Ese teorema ha saltado por los aires, no hay ninguna correspondencia entre campo profesional y campo de formación, hay que crear mediaciones. En este momento son las universidades británicas
Acaba de aparecer el informe del Max Planck Institute atroz, terrible. Hoy, de los científicos alemanes, seis ya trabajan fuera de la universidad, en Estados Unidos, ocho ya no trabajan en la universidad ¿Por qué? Simplemente porque el tiempo crítico entre la producción del conocimiento y su aplicación técnológica se ha hecho tan corto que si llegas tarde ya pierdes la inversión. Necesitas crear tus propios institutos que con mayor inversión imprimes mayor velocidad y llegas a construir. La ciencia es producción y así se entiende en este momento. ¿Qué hace un producto que está expirando a producir la solución del Alzheimer, por ejemplo? Si llegas, llegas, pero si no llegas, te has arruinado totalmente.
Para disfrutar de la segunda parte de esta conversación, puede escuchar el podcast en el siguiente enlace: https://www.ivoox.com/xi-encuentro-mf-homenaje-a-joan-guinjoan-ii-audios-mp3_rf_31663735_1.html