Compartimos el artículo publicado en Sul Ponticello por la especial relevancia acutal del tema y como representante de los límites últimos de la techné en nuestros días.
Este artículo está escrito por Peter Mischung. Zu diesem Buch, prólogo del libro Musik, Ästhetik. Digitalisierung. Eine Kontroverse. Traducido por Alberto Arroyo, uno de los conferenciantes de este año en nuestro Encuentro de Música y filosofía.
Musik, Ästhetik, Digitalisierung. Eine Kontroverse.
Se trata de un libro publicado en 2010 por la editorial wolke y que consiste esencialmente en una discusión a partir de un texto original de Harry Lehmann que llevó a debatir a los compositores Johannes Kreidler y Claus-Steffen Mahkopf las consecuencias de la digitalización de la música actual.
En el año 2009 el físico y filósofo Harry Lehmann publicó un breve y provocativo texto titulado “La digitalización de la música contemporánea. Un experimento teórico”.[1] En él, el autor intenta realizar un cómputo aproximado de las consecuencias de la Revolución Digital en la música contemporánea, algo que a su vez todos los campos de reproducción, recepción y distribución musicales comienzan a integrar. De forma más concreta, dichas consecuencias se centran en tres pilares institucionales que conforman la música contemporánea: las editoriales musicales que publican el material y partituras, el ensemble, encargado de interpretar la música, y los conservatorios, que se encargan de transmitir el conocimiento específico necesario. En estos tres pilares institucionales se aprecian las primeras erosiones de una magnitud tal que, según podemos suponer, podrían llevar a una reformulación de la idea y concepto mismo de música contemporánea.
En su artículo “Sobre el ‘estado del material’ de la música actual”, el compositor Johannes Kreidler define el sonido ya no como fin, sino como medio del proceso compositivo. Al final de una digitalización plena de todos los materiales musicales llegará un momento en el que será posible disponer completamente de todo lo sonoro. Una fuente inmensa a disposición abriría posibilidades no vistas hasta la fecha para una semantización del sonido en contextualizaciones y funcionamientos completamente nuevos. La revolución de los medios a través de Internet llevaría a la música contemporánea fuera de su aislamiento estético. Las redes competirían de cara al futuro no sólo con los espacios de interpretación y gestión tradicionales, sino que, además, se asegurarían de colocar a la música contemporánea de forma clara en un nuevo podio de percepción y comunicación.
“Nueva creencia en la técnica”[2] es como el compositor Claus-Steffen Mahnkopf titula su respuesta. Detrás de los programas de reproducción de música y creación sonora, algo como una “tienda de sonidos” desecharía la microrítmica, la espacialidad del sonido, las relaciones que hacen a éste coherente[3] e incluso el sujeto musical —en general el eros de la música. Los programas de composición, aunque sean matemáticamente capaces de programar todos los estilos de la historia de la música, producirían sólo copias más o menos malas y estereotipadas y nunca podrían crear una obra artística. El progreso se restringiría a un proceso técnico y a un concepto de puro tecnicismo. Una composición hecha por ordenador llegaría en el mejor de los casos a un resultado mezcla de “música con música” carente de arte.
En este libro se confrontan distintos mundos. La Revolución Digital se muestra como un ataque sobre un funcionamiento musical ya establecido. Y esto no sólo es válido para el cuerpo sonoro, sino también para el estudio, la praxis, la enseñanza, la interpretación y la expansión tanto de nueva como de vieja música “seria”. Las diferentes posiciones expuestas aquí indican la existencia de un conflicto generacional entre, por un lado, aquellos que han crecido de forma natural con el ordenador entendido como un “segundo mundo” y que con la cuantificación y aceleración se prometen un aumento de libertad, y, por otro, aquel que se considera enfáticamente comprometido con una concepción de arte y obra y con ello con el proceso de inmanencia de la producción artística.
La creencia en el progreso en el arte no es algo nuevo. Hace aproximadamente cien años Filippo T. Marinetti formuló su primer Manifiesto Futurista de un nuevo arte de las máquinas. Tuvo que ser cien años más tarde cuando las posibilidades técnicas permitieron un salto verdaderamente cualitativo. En el punto de la “calidad” es donde existe una división de opiniones. Además: ¿aniquila el concepto la idea o se desenvuelve ésta precisamente en el concepto?
Composición, praxis musical y percepción musical se sitúan en una encrucijada. El rápido desarrollo del mundo digital, junto a las redes que ésta crea, no quedará sin consecuencias para la creación musical. Demasiado tiempo han permanecido calladas las diferencias estéticas musicales en la creación contemporánea. En la presente controversia se planteará ahora una larga serie de preguntas sobre el futuro de la música contemporánea que requieren una inmediata respuesta y que en parte harán librar una batalla de forma polémica.
La controversia entre Johannes Kreidler y Claus-Steffen Mahnkopf a la que el texto inicial de Harry Lehmann ha conducido permanece, en definitiva, abierta y seguro que traerá consigo nuevas discusiones. Con los concluyentes artículos se han reunido los textos de autores procedentes de un amplio espacio de debate.
Hofheim, junio de 2010
Peter Mischung
[1] “Die Digitalisierung der Neuen Musik. Ein Gedankenexperiment”. La palabra Gedankenexperiment es un término formado por la yuxtaposición de dos palabras, que aquí apuntan por un lado a Gedanke como pensamiento, idea, hipótesis o reflexión, y por otro a Experiment. Una traducción exacta se escaparía en castellano, por lo que proponemos “un experimento teórico” como expresión más cercana. Otras posibles variantes serían “una hipótesis experimental”, “un experimento especulativo” o una “idea experimental”. [Nota del Traductor].
[2] “Neue Technikgläubigkeit”. Optamos por “creencia en la técnica” como reflejo de una especie de ideología estética enfocada hacia la revolución de los medios y la tecnología, la digitalización, etc., que hemos deducido tras la lectura del artículo completo de Mahnkopf. Otra posible variante sería “fe en la técnica”, que tendría otras connotaciones.[N.d.T.].
[3] “Sinnzusammenhänge” en el original. De nuevo, una traducción que no resulte artificial es en este caso posible con otras variantes como “relaciones que le otorgan sentido”, “relaciones semánticas”, etc. [N.d.T.].
Artículo extraído de Sul Ponticello : http://www.sulponticello.com/musica-estetica-digitalizacion-una-controversia/#.Wzc1UhIzbOQ